El Norfolk Terrier es uno de los perros más pequeños que hay dentro del grupo de canes terrier, caracterizándose por ser valiente, amistoso y muy activo. Todas estas cualidades le conceden el potencial necesario para ser considerado como el compañero perfecto para todo aquel que tenga el tiempo disponible para dedicarle al entretenimiento de este perro. Así que si estás pensando adoptar un Norfolk terrier o ya convives con uno, aquí podrás conocer todo acerca de este pequeño en relación a su origen, características físicas, temperamento y cuidados para convertirte en un experto.
Para conocer el origen del Norfolk terrier es necesario remontarse al siglo XVI, específicamente a la región de Anglia Oriental, localizada al sureste de Inglaterra. Este perro fue utilizado en dichos territorios para desempeñar tareas de caza, así como mantener alejadas a las ratas para evitar su aglomeración en los drenajes e impedir que acecharan entre los cultivos. En aquella época la palabra Norfolk aún no había sido atribuida para identificarlo, así que se referían a él simplemente como terrier. En el siglo XIX, una persona de nombre Charles Lawrence, realizó la venta de varios ejemplares de estos terrier a un grupo de estudiantes de la Universidad de Cambridge.
Estos perros eran pequeños y presentaban un tono rojizo en su pelaje, el cual podía crecer también en negro y tostado. Llamaban tanto la atención, que se volvieron famosos en el recinto académico. No solo encantaba su aspecto, si no que también fascinó sus habilidades en la cacería de ratas. Esto hizo que pasaran a ser conocidos como Trumpington Terriers. A pesar de que se desconocía el origen de su existencia, se cree que pudieron ser resultado del cruce entre el terrier irlandés y el terrier de Yorkshire. Posteriormente se produjo un auge en la venta de terriers. Jodrell Hopkins adquirió una hembra pequeña que se apareó con un terrier de color rojizo con pelaje largo sedoso, dando como resultado un cachorro conocido como Rags. Después, Rags fue cedido a un señor de nombre Jack Cooke quien lo sometió a un proceso de cruce con una hembra llamada Ninety, propiedad de Lewis Low. De esta unión surgieron cachorros cuyo pelaje era de una tonalidad roja. Algunos de ellos fueron adquiridos por un señor de nombre Frank Jones, quien notó que estos perros eran muy cotizados en el mercado deportivo de la región donde vivía. Fue entonces cuando decidió tomar la iniciativa de crear una línea de cría de la cual llegaría a exportar algunos ejemplares a Estados Unidos, siendo estos conocidos como Jones Terrier.
Este tipo de perros iniciaron una serie de combinaciones que darían paso a diferentes variedades de terrier, obteniéndose al final perros con dos clases de orejas: levantadas y caídas. Desgraciadamente, los dueños de esta variedad se las cortaban con fines estéticos. Pero debido al daño ocasionado al animal, este acto fue penalizado por la legislación británica en 1940. Esto dio lugar al surgimiento de dos líneas de cría. Por un lado a los Norwich terrier de orejas levantadas, y por otro a los Norfolk terrier de orejas caídas. Estos últimos fueron los que prevalecieron y evolucionaron como consecuencia de cruces posteriores hasta obtener la versión de orejas caídas conocida actualmente.
Características físicas
A pesar de su compacto tamaño, su cuerpo del Norfolk terrier es fuerte, de espalda corta pero manteniendo uniformidad en ella con la presencia de costillas curvadas, así como un cuello de longitud media. Tantos sus extremidades anteriores como posteriores se caracterizan por tener una apariencia recta, corta y fuerte. Tienen más musculatura en las extremidades posteriores, formando patas redondas de almohadillas gruesas. En relación a su cabeza, el cráneo es un poco redondeado en su parte superior creando una falsa percepción de uniformidad. Se va ensanchando en la zona de las orejas, haciéndolo proporcionado en relación a sus mejillas, logrando como resultado una cabeza de tamaño pequeño pero bien diseñada y con las dimensiones correctas. Los ojos del Norfolk Terrier son ovalados con un contorno redondeado que, al estar ubicados muy atrás del hocico, adquieren profundidad. A su alrededor están cubiertos por pelaje que contrasta con la tonalidad oscura de estos, que pueden también presentar matices como café y negro. Todo esto le genera una mirada cargada de inteligencia y picardía, la cual también puede convertirse en una mirada de alerta ante la sospecha de una situación irregular alrededor.
Sus orejas son medianas, ubicándose en la parte superior de la cabeza en forma de triángulo rematadas con una redondez en la punta. Estas son suaves al tacto y se presentan dobladas, cayendo hacia el frente, manteniéndose a la altura de los ojos. Con respecto a su cola, esta se presenta gruesa en su base, reduciéndose hacia la punta con un tamaño proporcional al cuerpo. Todo ello le proporciona la estabilidad y equilibrio necesarios, pues también puede aponerse en posición recta o ser flexionada pero sin llegar a ubicarse sobre su espalda. En este sentido, la amputación de la cola era considerada como una alternativa, siendo instaurada por el estándar FCI. Pero, con el tiempo, dicha práctica ha ido disminuyendo hasta llegar a ser considerada como ilegal en muchos países. En cuanto al pelaje, en esta raza es bastante duro y áspero, siendo referido algunas veces como de alambre. Es de corta longitud, aunque puede variar dependiendo de la zona del cuerpo. Principalmente se mantiene así en la zona de las orejas y la cabeza, a diferencia de las cejas y el bigote, donde se presenta más largo. Por lo general, su pelaje es totalmente liso, sin rizos y pegado al cuerpo. En estos perros el pelaje puede presentar diferentes tonalidades en el que destacan colores sólidos que mantienen uniformidad en todo su cuerpo. Estos tonos son el rojo, o un poco más claro semejante al trigo. Aunque también puede haber combinaciones donde hay terriers que tienen un pelaje con una tonalidad entre negro y gris o negro y fuego. Las manchas blancas también pueden formar parte de su pelaje, aunque no son un rasgo muy apreciado dentro del mundo de las exposiciones caninas. Esta raza posee una altura a la cruz que se encuentra entre los 25 y 26 centímetros tanto para el macho como para la hembra. Con un peso estándar de 5 kilogramos, que aplica para ambos también.
Carácter del Norfolk terrier
Aunque el estado de alerta es algo que está presente de manera perpetua en el Norfolk Terrier, en general su carácter es juguetón, extrovertido y amigable, con buenas habilidades para socializar. Pero estas habilidades solo podrán manifestarse siempre y cuando hayan sido implantadas mediante un correcto adiestramiento. Así podemos permitirle tener una interacción apropiada tanto con personas como con otros animales de su entorno. En caso contrario, el Norfolk Terrier puede estar predispuesto a mostrarse tímido con personas o situaciones desconocidas, haciéndolos sentir incómodos hasta el punto de emitir un gruñido como mecanismo de defensa. En algunos casos puede incluso adquirir una postura que le permita estar preparado ante cualquier situación que le genere inseguridad o represente una amenaza a su espacio.
En relación con otras especies de su misma clase, este perro no acostumbra a ser arrogante ni agresivo aunque, si este no es adiestrado apropiadamente, sus constantes ladridos pueden convertirse en un problema difícil de corregir. Debido a la crianza que tuvieron sus ancestros con el propósito de ser usados en la caza de animales de madriguera, este can mantiene en su instinto la necesidad de perseguir presas pequeñas como gatos y conejos. Por esta razón el Norfolk Terrier debe ser sometido a un proceso de socialización con estos animales con el fin de generar una correcta interacción con ellos, sin llegar al punto de perseguirlos o atacarlos. Añadido a esto, aunque no sea un perro de gran tamaño, es una raza muy valiente y activa, dispuesta a proteger su grupo familiar complementando esta cualidad con una actitud alegre, inteligente y cariñosa. Es un perro que por sus características físicas resulta apropiado para tener en espacios como casas pequeñas o apartamentos. Su compañía gusta tanto a personas adultas como a niños, quienes deberán tener el cuidado necesario para lidiar con un perro de pequeño tamaño como este. Tomando en consideración su carácter inquieto y juguetón, no es aconsejable que personas en edad avanzada tengan como mascota a esta raza de perro.
Cuidados del Norfolk Terrier
Su pelo tiende a enredarse, pero el proceso para llevar a cabo su mantenimiento es relativamente sencillo. Basta con cepillar su pelo 2 o 3 veces por semana para evitar este tipo de situación. De no hacerse correctamente, puede ocasionar que el pelo adquiera una textura áspera. Además, el cepillado también servirá para controlar la pérdida de pelo de este perro, ya que se desprende regularmente, y con ello evitar que se adhieran a los muebles y la ropa.
El baño deberá ser realizado solo cuando el Norfolk Terrier este sucio, procurando que esto no se convierta en una rutina muy frecuente, ya que podría causar el debilitamiento de la estructura del pelo y que se desprenda en mayor cantidad. Por otra parte, el ejercicio diario será un buen aliado para apaciguar su carácter activo, combinándolo también con paseos calmados. Es aconsejable sacarlo a pasear dos veces al día, con una salida en la que el perro pueda correr y jugar para drenar apropiadamente toda la energía contenida a lo largo del día. En definitiva, gracias a su tamaño pequeño y su necesidad de compañía, esta raza resulta ideal para ser integrado a un grupo familiar, así como habitar en apartamentos pequeños, siempre y cuando reciban un adiestramiento apropiado para que no ladren constantemente.
Educación y adiestramiento
Debido a la inteligencia que poseen, el entrenamiento en ellos es un proceso relativamente fácil de llevar a cabo, aunque también es necesario saber que esta raza puede asimilar conductas nocivas, siendo recomendable ser constante en las técnicas de adiestramiento implementadas hasta lograr que el perro se familiarice con ellas. Un método que puede resultar de mucha utilidad en el momento de educarlo es el refuerzo positivo. Este método consiste en la gratificación como recompensa a las buenas conductas, la cual puede ser expresada mediante el agradecimiento, premios y muestras de afecto.
Esto permite que el Norfolk Terrier pueda desarrollar un vínculo de confianza y seguridad con su amo a diferencia de si se usan gritos y castigos como medio para educar. Este tipo de educación, además de no generar buenos resultados, tampoco contribuyen a forjar lazos de buena relación con el perro, causando en él respuestas negativas que pueden derivar en agresión, miedo y estrés. De esta manera, haciendo uso del refuerzo positivo lograrás mantener el entusiasmo y la motivación en el perro, lo que te permitirá afrontar los problemas que se manifiestan en esta raza como los ladridos constantes y la destrucción de las áreas verdes del hogar, donde el perro tiende a excavar de manera instintiva. En este sentido, puede resultar apropiado crear una pequeña sección en el jardín para permitir que el perro lleve a cabo esta práctica.
Salud del Norfolk Terrier
La salud del Norfolk Terrier se caracteriza por mantenerse estable, por lo que no se conocen enfermedades propias que puedan afectar a esta raza en particular. Claro está, es necesario que como dueño tengas en consideración los mismos cuidados empleados con perros de otras razas, con el fin de evitar que contraiga enfermedades contagiosas y otros problemas que puedan afectar su salud. Del mismo modo, es fundamental que lleves al Norfolk Terrier de manera periódica al veterinario. Este establecerá el control relacionado con su inmunización a través de un calendario de vacunación, así como el desparasitado para evitar la proliferación de enfermedades graves como el parvovirus canino o infestaciones producto de la invasión de pulgas y garrapatas. Consulta otras razas:
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