Si preguntamos por animales rápidos, todos hablan de los guepardos o de algunos antílopes africanos, pero a pocas personas se les ocurriría mencionar a los perros, a pesar de que muchas razas alcanzan velocidades que rondan los 60 km/h.
Dentro de todas las razas que existen, algunas sí que poseen aspecto de ser animales muy veloces, pero hay otras que nos van a sorprender porque no tienen apariencia de velocista.
Greyhound
El galgo inglés atesora el honor de ser el perro más rápido del planeta, pues puede superar los 70 km/h durante un periodo corto de tiempo, que es lo que necesita para terminar la carrera en el canódromo.
La razón de que corra a esta velocidad es que lleva décadas siendo seleccionado para correr más deprisa en estos lugares habilitados, ya que ahora mismo fuera de la pista no son capaces de cazar nada.
Como curiosidad, muchos de estos animales terminan siendo adoptados por personas de todo el mundo, pues tras una vida muy corta en las carreras su futuro es incierto, algo que evitan amantes de los perros repartidos por el globo, que se organizan con el fin de salvarlos.
Saluki
Los Saluki son uno de los lebreles más elegantes, algo a lo que ayuda la mezcla de zonas con pelo corto y largo, como el que vemos en su cola, que se mece con el viento cuando corre.
Llega a los 67 km/h y en este caso sí que es capaz de correr en el campo, pues no se ha empleado nunca en los canódromos como pasa con el greyhound.
Puede que sea una de las razas más antiguas del mundo. Lo avalan estudios genéticos y además, es originario de Irán, una zona en la que nació la civilización tal y como la conocemos.
Es posible que fuese el acompañante de las primeras personas nómadas que se establecieron en Oriente, y existen tallas con más de 6.000 años de antigüedad que muestran a perros que parecen un Saluki.
Sabueso Afgano
No hay un perro más elegante en el mundo que el galgo afgano, el cual alcanza los 64 km/h mientras hace que su pelo ondee al perseguir a sus presas, aunque ahora lo vemos más en las exposiciones, en donde siempre es una de las estrellas.
Originario de Afganistán, es uno de los pocos lebreles con pelo largo, algo que se debe a que en la zona en la que nació hace mucho frío en invierno.
Puede ser todo un reto a la hora de adiestrarlo, pues tiene una personalidad muy independiente, similar a la de los habitantes del país que lo vio nacer. De hecho, parece que eligen a un dueño, que es al único al que le harán caso.
Vizsla
Una primera sorpresa en la lista es este perro originario de Hungría, y que por su aspecto nadie diría que puede correr a la misma velocidad que un galgo afgano.
Su origen está en la caza, como los lebreles, pero no tiene nada que ver con ellos, ya que el Vizsla es un perro que no atrapa a las piezas, sino que se las señala a su dueño y también las cobra en el agua.
No es el mejor compañero para tener en un piso, puesto que necesita mucha actividad, y a modo de curiosidad, ha llegado hasta nosotros de casualidad, pues después de la II Guerra Mundial estuvo muy cerca de la extinción.
Por su velocidad, en la I Guerra Mundial fue empleado como mensajero, llevando información de un lado a otro bajo el fuego enemigo.
Jack Russell Terrier
61 km/h es la velocidad a la que puede llegar este el Jack Russell Terrier, del cual nadie se espera que esté en una lista de velocistas, pero es así.
De nuevo, se trata de un perro de caza, aunque distinto de todos los que hemos visto, pues se seleccionó por y para la caza del zorro, algo que debemos a un párroco que es el que le dio su nombre a la raza.
Al igual que el Vizsla, no es el mejor perro de compañía si lo vamos a tener encerrado en casa, pues entonces nos dará muchos problemas.
Dálmata
Disney ha hecho a los dálmatas una de las razas más conocidas del mundo gracias a sus películas, aunque en ellas no se muestra que puede correr hasta los 56 km/h.
Nació en lo que hoy es Croacia y la razón de que corra tanto es que era un perro de carruaje, los cuales tenían que vigilar los carros y los caballos cuando se paraba, además de “decorar” para que todo el mundo supiese que por allí estaba pasando alguien muy rico.
Debido a la cría poco responsable, ahora mismo la sordera es uno de los mayores problemas de la raza, ya que se calcula que hasta una quinta parte de los perros que nacen tienen esta enfermedad.
Borzoi
Volvemos a los lebreles y ahora nos vamos a Rusia, país de origen del Borzoi, el cual corre hasta los 57 km/h, algo que necesitaba para alcanzar a los conejos y a los zorros.
También daba caza a los lobos, aunque siempre en equipos de tres perros, puesto que un lobo es una presa muy dura, que puede matar a un perro sin inmutarse.
A pesar de que se trata de un lebrel, no necesita tanto ejercicio como otros y si lo dejamos se pasará una buena parte del día descansando, siempre al lado de sus amos.
Whippet
Se puede decir que es un galgo en miniatura, a pesar de lo cual alcanza los 54 km/h, una cifra que no está nada mal y que le permite ser un cazador temible.
El Whippet es de origen inglés y puede ser que fuese usado por las personas más pobres para cazar conejos, muchas veces de manera furtiva.
Doberman
Louis Dobermann nos dio una de las razas más rápidas, sobrepasa los 50 km/h, y uno de los mejores guardianes del planeta con el que podemos estar seguros de que nada malo le pasará a nuestra familia, en especial a los niños con los que se muestra protector.
Necesita estar ocupado, así que solo compraremos uno si vamos a prestarle la atención necesaria y podemos hacer deporte con él, pues de lo contrario nos puede dar problemas.
Por su físico, es muy probable que este recaudador de impuestos que creó la raza emplease algún tipo de galgo, pues es un animal muy grácil y que tiene cierta similitud con los lebreles de pelo corto.
Pastor Alemán
El perro más conocido de todo el mundo también es veloz, pues llega a los 48 km/h cuando se pone a correr, aunque lo cierto es que estas velocidades las alcanzan mejor los perros de trabajo.
Los Pastores Alemanes que se han seleccionado para las exposiciones se han ido criando con una especie de línea descendente del tronco que les provoca displasia de cadera y otro tipo de enfermedades hereditarias.
De este modo, si queremos uno sano, lo mejor es optar por un perro de trabajo, o contactar con un criador responsable que nos dé todas las garantías de que nos está vendiendo un perro que no tiene displasia, algo que es posible gracias a las radiografías y los análisis de ADN.
Otras curiosidades que te pueden interesar: