El Terrier tibetano no tiene nada que ver con el resto de los terrier, y hoy en día ha pasado a ser un perfecto perro de compañía. Está en miles de hogares por todo el mundo, lo que significa que tiene algunas cualidades muy apreciadas.
- Peso: de 8 a 12 kilos
- Tipo de pelo: largo y liso
- Carácter: tranquilo, fiel y tímido
- Salud: muy buena
- Esperanza de vida: de 12 a 14 años
Orígenes del Terrier tibetano
Su nombre no deja lugar a dudas y estos terrier tibetanos provienen del Tíbet, que hoy pertenece a China.
Los monjes los tenían en los monasterios para hacer todo tipo de tareas. Allí ejercían de perro guardián, pero también guiaban los rebaños o hacían compañía a los monjes, que mantuvieron el linaje invariable por mucho tiempo.
De hecho, el Terrier tibetano es una de las razas mejor conservadas, de las que menos cambios ha sufrido a lo largo de los siglos.
No se sabe con exactitud cuándo se originó, pero se cree que fue hace más de 2.000 años, cuando los tibetanos comenzaron una especie de selección de razas un tanto primitiva, separando a los animales grandes de los pequeños.
Así surgió el Terrier tibetano y algunas razas más como el perro de aguas tibetano, permaneciendo con los monjes sin que el gran público supiese nada de él.
Este Tíbet Apso, nombre con el que también se conoce a la raza, no llegó a Europa hasta 1920, cuando una doctora que se llamaba Agnes Grey recibió un cachorro como regalo. Ella trabajaba en el Tíbet y una pareja a la que atendió le obsequió una cachorra.
Esta perrita fue a Inglaterra con su dueña y con ella comenzó la cría, siendo reconocida la raza en 1930 por el Kennel Club inglés. Del viejo continente paso a los EEUU y en 1956 la raza fue reconocida en aquel país.
El nombre de terrier le viene porque los extranjeros lo veían similar a esta clase de perros europeos, razón por la cual la raza se llama Terrier tibetano, aunque no tiene nada que ver con ellos.
Características principales
Estamos ante un perro de tamaño medio, con un peso que va de los 8 a los 12 kilos, y una altura de entre 35 y 45 cm.
Tiene un cuerpo sólido y con formas cuadradas, al igual que ocurre con su cabeza. Los ojos son redondos y se emplean como medida, ya que el estándar de la raza pide algo un tanto peculiar.
Esto es que la distancia de la trufa (la nariz) a los ojos debe ser igual que la que hay de los ojos a la base de la cabeza.
Sus orejas cuelgan del cráneo, a los lados, y tienen forma de V. En cuanto al pelo, posee doble capa para aislarse de las inclemencias del tiempo, algo que puede ser un problema en sitios calurosos.
Sobre los tonos de su manto, se admite cualquiera menos el chocolate y el hígado, por lo que podemos ver ejemplares con colores muy variados.
Carácter
Como es evidente, el carácter del Terrier tibetano no tiene nada que ver con el de los terriers, pues es muy dulce y dócil. Le encanta pasar el tiempo con los suyos y siempre desconfía de los extraños.
A la hora de convivir con niños no es uno de esos perros que lo aguantan todo, como un Labrador. Si estos son muy pequeños es mejor esperar u optar por una raza distinta.
Es posible educar al Terrier tibetano, socializarlo, pero al final habrá problemas con los niños, pues no lo van a respetar y no sabemos cómo puede reaccionar.
Su carácter es tenaz y valiente. Con esto debemos tener mucho cuidado, pues no duda en hacerse el héroe, metiéndose en situaciones muy peligrosas.
Bien socializados, y siempre de la mano de un profesional, muchos animales de esta raza se han convertido en perros de terapia, puesto que son sociables y les encanta recibir atenciones por parte de todo el mundo.
Dado su carácter, no se sienten bien cuando están solos. Si van a tener compañía durante buena parte del día, no tendrán problemas en vivir en un piso pequeño, pero siempre hay que procurar que dé paseos largos en los que pueda jugar.
Cuidados del Terrier tibetano
Al igual que cualquier perro de pelo largo, los cuidados empiezan por el aseo de este. Así, habrá que cepillarlo con la frecuencia que nos sea posible, pues así evitamos que el manto se le enrede o se le hagan nudos.
Los baños también deben ser frecuentes, en especial si convive con nosotros dentro de casa. Al menos habrá que meterlo a la bañera una vez cada dos meses. Debido a que este periodo de tiempo es muy corto, lo mejor será adquirir un champú de calidad para perros de manto largo.
Las orejas nos van a dar algo de trabajo. Por dentro también les crece el pelo, así que lo mejor es cortárselo a menudo. Con ello evitamos que se le acumule ahí la suciedad, la humedad o que se le queden pegados objetos extraños.
Es muy importante que haga ejercicio y va a necesitar al menos una hora al día. Pasear con él es divertido, pues como le gusta tanto jugar nos lo pasaremos bien. Aquí podemos enseñarle algunos trucos, pues en ese momento nos hará más caso.
Para terminar, hay que insistir en la socialización temprana. Es un perro excelente, pero siempre que se haya socializado desde cachorro. Su carácter es un tanto desconfiado por naturaleza, algo que debemos vencer poco a poco.
Alimentación
Cuando vayamos a escoger la alimentación del Tíbet Apso hay que tener en cuenta que es una raza pequeña, con un metabolismo alto y que por eso tiende a comer bastante.
Por eso, con el fin de evitar problemas, lo primero que haremos será dividir la ingesta diaria, escogiendo para ello un pienso especial destinado a estas razas, con croquetas pequeñas, no demasiado duras y con un buen sabor.
Dejaremos los piensos para perros más grandes, pues a este tipo de razas le cuesta masticar las bolas duras, algo que le puede ocasionar vómitos y problemas de estómago.
Hay muchas marcas que podemos escoger, así que iremos a nuestro veterinario o tienda de animales de confianza a preguntar, sabiendo que hay que adquirir un pienso de los premium, de los que tienen un precio mayor.
Con eso, nos aseguramos de que en su composición solo haya buenos ingredientes, como las carnes de consumo humano, e incluso podemos adquirir un pienso sin granos, que le ayudará a mantener su peso y a tener mejores digestiones.
Al principio, es probable que tengamos que probar varios piensos hasta dar con el adecuado. Este será el que consiga gustar al animal, a la vez que produzca heces pequeñas y compactas, con ausencia de mal olor.
Salud del Terrier tibetano
El Terrier Tibetano tiene muy buena salud, fruto del aislamiento al que se ha visto sometido, lo que evitó programas de cría intensivos y modificaciones caprichosas de su fenotipo.
Puede padecer displasia de cadera
A pesar de que la displasia de cadera es una patología que se asocia a los perros de gran tamaño, los más pequeños también la padecen.
Este es el caso del Tíbet Apso, en el cual se puede presentar esta enfermedad, aunque es cierto que como el peso es menor que el de un perro de raza grande, les afecta de una manera distinta.
De hecho, si aparece se suele tratar con condroprotectores, que ayudan a que las articulaciones estén en buen estado, haciendo de “lubricante” natural.
Como siempre que hablamos de la displasia, podemos curarnos en salud comprando el perro en un criadero de renombre, el cual no tenga problemas en certificarnos que los antepasados del cachorro que nos llevamos están libres de displasia.
Ningún criador responsable cruza perros con displasia, pero de todas maneras hay que pedir pruebas, como las radiografías de los padres.
A su vez, y si el veterinario lo considera conveniente al ver caminar al perro, se puede hacer una radiografía especial en la que se ve si hay displasia y su grado.
También sufren problemas de la vista
Apenas hay razas que se libren de las enfermedades oculares. En este caso, es posible que aparezca la atrofia progresiva de la retina, las cataratas o la luxación ocular.
Poco se puede hacer aquí, en especial contra la luxación ocular, de modo que lo mejor es ir al veterinario a las revisiones cuando él nos diga, pudiendo detectar así estas patologías cuanto antes.
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